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cuando también se tenga miedo de la
altura y haya horrores en el camino; cuando florezca el almendro, la langosta se arrastre pesadamente
y se pierda el deseo.
Es que el hombre se va a su morada eterna, y los que hacen duelo rondan
alrededor de la plaza.
Acuérdate de él
antes que se rompa el cordón de plata y se destroce el tazón de oro;
antes que el cántaro se quiebre junto
al manantial, y la rueda se rompa sobre el pozo.
Es que el polvo vuelve a la tierra, como era; y el espíritu vuelve a Dios, quien lo dio.

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